El cáncer de colon es uno de los más frecuentes tanto en hombres como en mujeres. En 2008, junto con el de recto y ano, registró una tasa de mortalidad de 30.8 por 100 mil habitantes mayores de 60 años, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Cancerología, la persona también tiene sensación persistente de defecar que no desaparece aún después de haber evacuado, sangrado rectal o en las heces fecales, calambres o dolor abdominal constante, debilidad y cansancio.
El cáncer de colon es consecuencia de la complicación de una lesión, proceso conocido como carcinogénesis. Primero se forman tumoraciones benignas llamadas pólipos o adenomas, pero después de más o menos 10 años, se transforman en malignos, que además tienen la capacidad de invadir otros órganos y tejidos.
Sin embargo, si el tumor se detecta cuando es sólo un pólipo benigno y se extirpa, se impide que avance a cáncer.
Otro factor de riesgo para el desarrollo de este cáncer en la genética, sobre todo si lo padecieron padres, hermanos o hijos, especialmente si sucedió en la juventud o lo sufrió más de un familiar. También influyen los cambios en algunos genes.
En la mayoría de los casos, éste tipo de cáncer tarda años en formarse y se da cuando las células localizadas en los pólipos se vuelven anormales, se dividen sin control y desordenadamente, para invadir y destruir el tejido que se encuentra alrededor de ellas, e incluso pueden expandirse y formar nuevos tumores en otras partes del cuerpo.
La mayoría de las personas que padecen esta enfermedad presentan cambios en la evacuación por varios días con características como diarrea, estreñimiento o adelgazamiento del excremento; sensación persistente de defecar que no desaparece aún después de haber evacuado; sangrado rectal o en las heces fecales; calambres o dolor abdominal constante y debilidad y cansancio.
No todos los pacientes presentan esos síntomas, incluso hay quienes no tienen signos de la enfermedad. En esos casos, se realizan estudios de diagnóstico que incluyen una evaluación inicial con exploración física completa, pruebas de laboratorio, colonoscopia, tomografía computarizada, imágenes por resonancia magnética, radiografía de tórax, tomografía por emisión de positrones (PET) y marcadores tumorales.
Los tres principales tipos de tratamiento del cáncer de colon son: cirugía, radioterapia y quimioterapia, dependiendo de la etapa de la enfermedad, se pueden combinar dos o hasta tres de estos tratamientos o es posible que se proporcionen de manera consecutiva.
Fuente: Dirección General de Comunicación Social. Secretaría de Salud, (SALUD).