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La cirrosis es un conjunto de cicatrices en el hígado. El tejido cicatricial se forma por lesiones o enfermedades prolongadas. Este tejido no puede hacer lo que hace el tejido hepático sano: producir proteínas, ayudar a combatir las infecciones, limpiar la sangre, ayudar a digerir los alimentos y almacenar energía.
La cirrosis puede conducir a:
- Formación de moretones o hematomas, sangrado o sangrado de la nariz
- Hinchazón del abdomen o las piernas
- Sensibilidad adicional a las medicinas
- Aumento de la presión en la vena que entra al hígado
- Venas dilatadas en el esófago y el estómago que pueden sangrar inesperadamente
- Insuficiencia renal
- Ictericia
- Picazón fuerte
- Piedras en la vesícula
Unas pocas personas con cirrosis desarrollan cáncer de hígado.
La cirrosis puede tener muchas causas. En los Estados Unidos, las causas más comunes son el alcoholismo crónico y la hepatitis. Nada hará desaparecer el tejido escamoso, pero tratar la causa puede evitar que la enfermedad empeore. Si se forma demasiado tejido escamoso, quizá deba pensar en un trasplante de hígado.